Las empresas y los países están gastando miles de millones para generar energía verde a partir de energías renovables, utilizándola para extraer hidrógeno del agua para generar electricidad para automóviles y fábricas y para alimentar motores de combustión. Investigadores e ingenieros de todo el mundo están desarrollando y refinando formas de generar, almacenar, transportar y distribuir energía limpia y libre de combustibles fósiles. Uno de los enfoques más prometedores, denominado Economía del Hidrógeno, se basa en el hidrógeno para manejar estas tareas.
Ventaja del hidrógeno
El hidrógeno está fácilmente disponible y hay un suministro inagotable de él en los océanos, lagos y vías fluviales de la Tierra. Solo se necesita electrólisis para separar y liberar el hidrógeno (y el oxígeno) del agua. Por supuesto, también requiere electricidad que, en la Economía del Hidrógeno, sería generada por energías renovables como paneles solares y turbinas eólicas. El uso de energías renovables libres de fósiles en lugar de carbón o gas natural para suministrar electricidad mantiene verde el hidrógeno resultante.
Sin embargo, hasta hace poco tiempo, el costo del hidrógeno era demasiado alto para competir con la gasolina y el gas natural. Afortunadamente, los avances tecnológicos han reducido el costo del hidrógeno de alrededor de $25/kg a $4/kg. Esto por sí solo hace que el hidrógeno sea más rentable que la gasolina. Un kilo de hidrógeno de $ 4 le da a un automóvil promedio equipado con celdas de combustible un alcance de 80 millas. Se necesitarían 2,4 galones de gasolina, o $7,2 a $3/galón, para hacer lo mismo con un automóvil a gasolina.
¿Baterías o pilas de combustible de hidrógeno?
Uno de los principales usos del hidrógeno previsto por aquellos que impulsan la Economía del Hidrógeno es alimentar celdas de combustible para automóviles y camiones eléctricos. Actualmente, la mayoría de los fabricantes de automóviles parecen estar optando por baterías para satisfacer la necesidad de vehículos eléctricos. Sin embargo, las baterías tienen algunos problemas importantes. Por ejemplo, las baterías de iones de litio dependen del níquel y el cobalto, que deben extraerse y refinarse, dos tareas riesgosas para el medio ambiente. Tampoco hay buenas respuestas sobre cómo se reciclarán o desecharán todas esas baterías. Estos problemas pueden evitarse con el desarrollo de baterías de estado sólido más limpias, pero eso es una esperanza, no una certeza.
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